jueves, 9 de enero de 2014

La nostalgia y la inocencia.



La primera vez que leí Demian estaba en el colegio, y fue uno de esos libros que me marcó profundamente. Recuerdo en particular una escena en la que una mañana Sinclair se sienta en la acera, aún borracho de la noche anterior, y ve cómo las familias salen de misa en una iglesia al otro lado de la calle. Durante la mayoría de la primera parte, la novela habla de la inocencia de la infancia, la pureza al interior del hogar cuando este es todavía un micro universo a salvo del resto de la realidad.

Todavía recuerdo, al menos a grandes rasgos, ese momento en la vida en el cual el mundo es solamente lo que mamá y papá te han dicho que es. Si uno tiene suerte, como en mi caso, el mundo que pintan es bastante decente, la gente es buena, el gobierno no miente, los buenos ganan y los malos pierden. Esto, por supuesto, es una mentira. Pero uno no puede culpar a los padres de evitar exponerle a uno a los horrores del mundo a tan temprana edad. Es parte del instinto de protección. Pero sigue siendo una mentira.

Con frecuencia he escuchado a gente mirar con nostalgia la infancia. El momento en el cual todavía eran inocentes, antes de que la vida se pusiera de por medio. Nunca he podido compartir esa idea porque me produce mucho rechazo que una persona adulta admita que prefiere una vida en la cual su impresión del mundo era, básicamente, una mentira.

Los adultos miran a los niños y se admiran de la inocencia de esa edad y dicen que les gustaría volver a esos años donde no habían preocupaciones. Eso demuestra que la gente tiene muy mala memoria, y que por otro lado una forma muy cuadrada de ver la vida.

La inocencia en la infancia no es más que la ignorancia respecto a los aspectos más oscuros y siniestros de la vida. Por lo menos, para quienes tuvimos la suerte de no ver nuestra infancia interrumpida por un hecho violento. La mayoría pasa sus primeros años protegido del mundo exterior hasta que llega ese momento en el cual la inocencia termina, el mundo deja de tener soluciones simples y realidades mágicas.

Debo hacer un inciso para aclarar que por lo general, son los mismos padres los que producen esa herida. Son ellos los que mintieron a sus hijos hablando de un mundo de Ratoncito Perez, Conejo de Pascua y Papa Noel. No entiendo muy bien por qué se lamentan tanto del daño que les va a causar a sus hijos descubrir que ninguno de estos personajes existe teniendo en cuenta que son ellos mismos los que iniciaron y perpetuaron esas mentiras. Pero en fin, a lo que iba.

La única razón por la cual pierdes la inocencia y abrazas el cinismo galopante como forma de vida, es porque prefieres no sentir de nuevo el dolor de ver la realidad tal y como es. La inocencia tiene mucho que ver con la confianza y el optimismo, pensar que algo o alguien va a hacer algo bueno, en lugar de pensar lo peor de las personas. No quiero decir con esto que las personas no suelan hacer lo peor, porque por lo general lo hacen. Quizás uno aprenda a no esperar lo mejor de ellos, pero siempre puedes elegir no esperar nada de ellos. Así cuando hacen algo bueno te sorprenden, y cuando no, tampoco te va a extrañar tanto.

El mundo, tal y como mis padres insistieron durante años en enseñarme sin mucho éxito, no es blanco y negro. Los niños no son un 100% de pureza e inocencia así como el mundo adulto no tiene por qué ser sólo odio y decepción. 

El mundo es una realidad objetiva. La verdad no es subjetiva, tu opinión lo es. Cada uno puede tener su propia opinión, pero no su propia verdad. Esto, vivir en su propia versión del mundo y con tus propias verdades, técnicamente se llama neurosis, y hay que hacérsela ver. El mundo, como dije, es una realidad objetiva, pero la forma en la cual decidimos verla es subjetiva. Y eso hace toda la diferencia. Porque el mundo no es ni bueno ni malo. Eres tu quien decide ver lo bueno o lo malo, y a qué le das más importancia.

Antes dije que la gente tiene mala memoria, y después dije que los niños no son puros e inocentes en su totalidad. Muchos adultos tienen una tendencia bizarra y para mi incomprensible de aferrarse de la idea de que los niños son seres mágicos y babean por todo lo que sea infantil. Yo he estado con niños. Es más, fui niño, y me acuerdo de ello. Los niños son seres puros, pero no en el sentido que carezcan de defectos, sino porque no han incorporado todavía las normas de la sociedad que por un lado nos hacen ser hipócritas e interesados, pero por otro lado nos permiten vivir de forma relativamente civilizada. Es por eso que usted puede terminar un día sin romperle la cara a los tres o cuatro idiotas que por promedio se topa por día.

Los niños son manipuladores (empiezan antes de aprender a hablar), a veces crueles, y muchas veces egoístas. Pero nada de eso es su culpa. Es obligación de los padres cambiarlos. Y si usted piensa que es malo cambiarlos de ese estado "puro" de infancia, la próxima vez que se queje de un político corrupto, de un conductor que le tira el auto encima o alguien que lo empuje en una fila, piense que cada una de esas personas es un niño al que no le enseñaron con suficiente esmero que ser egoísta y pensar sólo en él y su propia comodidad es malo.

Nuestro cerebro tiende a olvidar los malos recuerdos (a menos que hayan sido tan fuertes que producen un trauma) y a mejorar los buenos recuerdos. Por eso la gente tiene la ilusión de que todo tiempo pasado fue mejor. Lo mismo pasa cuando se es niño. Piensan que uno vivía feliz y sin preocupaciones, porque han olvidado que a esa edad también tenían problemas, pero eran de otro tipo. Cosas que ahora nos parecen tonterías sin importancia eran eventos trágicos. Que tu mamá no te dejase ir a jugar con un amigo, o que te hicieran sentar junto a alguien que no te caía bien en un almuerzo, que no te comprasen un juguete o simplemente acompañar a alguno de tus padres a hacer un trámite en vez de quedarse jugando en casa eran sucesos terribles. 

La nostalgia, la inocencia y la nostalgia de la inocencia me parecen más bien trampas del intelecto, una manera más de intentar creer que existe algo mejor de lo que se tiene delante. La vida no es tan terrible. Sí, quizás duela un poco. Pero eso no es el fin del mundo.

1 comentario:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=pt_euSLm1B4 Con esta joyita de fondo... nada más que agregar !

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