martes, 18 de abril de 2017

Treinta y siete

Ok ahora sí que me siento viejo. Un poco viejo, al menos. Aunque no me importa mucho. Ok mejor me explico.

Decidí volver a escribir para guardar los recuerdos porque además de viejo estoy olvidadizo.

También porque hace ya algunos meses que vuelvo a tener ganas de escribir. Es algo que realmente disfruto y creo que ahora lo percibo de forma distinta a como lo hacía cuando empecé a publicar hace más de 15 años. Whoa, 15 años ya.

Esto de sentirse viejo y olvidadizo lleva ya varios años pasándome aunque estoy más acostumbrado a lo segundo mientras que lo primero es más bien nuevo.

No me sentí viejo cuando aparecieron las primeras canas, que más que aparecer furtivamente hicieron un asalto frontal con su posterior ocupación definitiva. Pero no soy lo suficientemente vanidoso como para que me afecte. Incluso me gusta.

Tampoco me sentí viejo cuando me fui de la casa de mamá , probablemente porque ya llevaba trabajando desde los 19 así que empezar a hacer vida de adultos con el amor de mi vida y actual esposa no me pareció tan diferente.

Incluso llegar a la época de tener un trabajo estable y un hijo no me hizo sentir completamente viejo, aunque debo confesar que hace cosa de un año,  la primera vez que me vi manejando un auto hacia el trabajo por la mañana, detenido en el tráfico, casi me dió por encender la radio en una estación de noticias tal como lo hacía mi padre cuando me iba a dejar al colegio.

Y cuando me di cuenta de eso fue que todo se hizo más claro. Me estoy empezando a sentir viejo porque estoy llegando a la edad que mi padre tenía cuando le pregunté cuántos años tenía cuando yo nací. Más o menos. No recuerdo la edad exacta que me dijo. ¿Ven? Les dije que necesito empezar a anotar las cosas para que no se me olviden. Volviendo a la idea: llegué más o menos a la edad que mi padre tenía cuando yo nací, y cuando supe ese dato mi cabeza debe se haberlo almacenado con la etiqueta de "esto es ser viejo" y ahora que llegué a esa edad mi cabezae está diciendo "Hey, tú. Sí, tú. Estás viejo"

Esto es algo más o menos nuevo para mí porque como ya lo he mencionado antes, siento que dejé de cumplir años durante mi adolescencia y he estado fingiendo la adultez desde entonces. No es, en todo caso, lo que ahora llaman "kiddults". Ese es un concepto que me repatea con insidia así que creo que voy a terminar escribiendo sobre ello. En algún momento. Eso espero.

Pero sentirme viejo no es algo que me moleste particularmente. No me va a hacer cambiar mi forma de vestir, ni me a hacer dejar mis video juegos o ver películas con naves espaciales y super héroes. Entiendo que hasta cierto punto vivo en una sociedad en la que tengo que marcar ciertas casillas y seguie ciertos comportamientos para ser considerado un adulto, pero creo que ya no es la única forma aceptable de hacerse viejo.

Creo que antes sí era así, y posiblemente fue lo que cagó a la generación de nuestros padres y de ahí para atrás. La obligación ineludible de tener que adoptar ciertas conductas y dejar otras atrás porque era la única forma aceptable de comportarse como un adulto.

Nah. No voy a hacer eso. Paso.

Si me excusan, me espera mi nueva tarjeta de video.

domingo, 22 de febrero de 2015

Cuando los nerds odian

Internet es más que una sistema global de computadores interconectados. Es más que la información disponible en una variedad infinita de formatos. Es gente. Una gran mayoría de esa gente, son nerds. Y todos ellos parecen estar muy, muy enojados.

Los nerds llevan odiando prácticamente todo lo que se ha publicado en la industria del entretenimiento en los últimos años. Y cuando digo "ellos, los nerds", no es porque me esté excluyendo. Soy, innegable y orgullosamente, un nerd. Pero no odio tanto.

Que la gente odie cada adaptación, secuela, remake y reboot no es nada nuevo. Es una tendencia. Y creo que, en parte, es por la errónea idea de que la industria del entretenimiento se debe basar en la integridad artística a la hora de producir en lugar de ganar dinero a toda costa. Como si no fuese una industria.

También está la falsa idea de que las adaptaciones deben de ser fieles. Que cuando un libro o un cómic pasa al cine los personajes y la historia deben de ser exactamente igual, párrafo por párrafo, viñeta por viñeta.

Esto no sólo es impráctico y a veces técnicamente imposible, sino que además es innecesario.

Es una adaptación. No una copia. El producto va a cambiar. El truco está en que este cambio no termine haciendo que el producto sea totalmente irreconocible, o traicione su misma esencia.

El problema, es cuando bajo esas quejas se esconde otra cosa.

En los últimos meses he visto mucha gente y muchas páginas quejándose por las nuevas adaptaciones, y en estas quejas he visto algo más profundo. Olas de indignación y odio han surgido sobre el stormtrooper afroamericano de Star Wars. Sobre la posibilidad de que Idris Elba sea James Bond. Que Johnny Storm de los Fantastic Four sea interpretado por un actor de color. Que la nueva película de Ghostbusters tenga un elenco completamente femenino. La sugerencia de que The Doctor sea una mujer en la siguiente regeneración.



Hay nerds odiando estas elecciones diciendo que están en contra de los reboots y los remakes, que es una ofensa a los creadores, que va en contra de como siempre han sido las cosas, que es sobre ética en el periodismo o cualquier otra excusa sin sentido con tal de esconder lo que es básicamente racismo y misoginia.

El problema está en que no hay nada en el canon de estas franquicias que pueda, sin lugar a dudas, negar toda posibilidad de ninguna de estas elecciones. Sí, son desviaciones del material original, pero no hay nada en estos cambios que alguien pueda decir "esto va a cambiar totalmente la esencia del personaje". Todo esto está, objetivamente, dentro de los términos aceptables de lo que es una adaptación.

¿Por qué esto importa?

Piensa en como uno cree que las pistolas con silenciador no hacen ruido, o que cuando un paciente entra en paro cardiaco se le debe aplicar un defibrilador, o que un golpe en la cabeza de deja inconsciente pero que después uno despierta sólo con un dolor de cabeza. Todas estas cosas son nociones aceptadas como lógicas porque las hemos visto en la tele y en el cine una y otra vez, pero rara vez uno ve estas situaciones en la vida real. Y por eso, uno sin darse cuenta acepta todo esto como algo real y perfectamente natural.

De la misma forma, si uno pasa toda la vida viendo que los personajes femeninos son poco importantes y carecen de desarrollo, o que los protagonistas son siempre caucásicos y sólo los secundarios son de otras razas, terminas aceptando esas cosas como algo normal. Como si fuesen personas de segunda categoría, sin importancia. Y eso, es peligroso.

Se supone que los nerds tenemos que ser diferentes. Que somos pocos y que por lo tanto deberíamos simpatizar con otras minorías, que leemos más y por lo tanto deberíamos ser más educados, tener una mente más abierta. Aprendí sobre discriminación y racismo leyendo X-Men, descubrí la importancia de un personaje femenino fuerte viendo Buffy y Battlestar Galactica, crecí siendo tolerante, racional y optimista viendo Star Trek. 

Darme cuenta que todo este odio ignorante (porque no es una elección o una opinión, es ignorancia) disfrazado de nerdismo escondiendo a un racista o a un misógino, duele más.




miércoles, 24 de diciembre de 2014

Paternidad Ñoña y el Problema de la Navidad

Tal y como lo he explicado con anterioridad, no me gusta la Navidad. No es que la odie, ni quiera la destrucción del cristianismo y la llegada de Satan. Casi. Pero el punto de fondo es que la Navidad me importa un carajo. En casa no hay adornos ni pesebres ni árboles y no tengo la más mínima intención de entregar o recibir regalos.

Cuando uno intenta explicar esto a la gente que sí ama la Navidad, lo califican de Grinch a uno, pero eso tiene exactamente el mismo sentido que cuando la gente se entera que uno es ateo y te acusan de satanista. No puedes ser algo en que no crees. Ser Grinch significaría que la Navidad me importa lo suficiente como para odiarla. No es así. No tengo absolutamente ningún problema con que el resto del mundo celebre y disfrute la Navidad, simplemente, para mí, no significa nada.

Pero voy a tener un hijo.

Los hijos, durante los primeros años, son como tener un amigo borracho. No se entiende lo que dicen, se tambalean al caminar, vomitan y se cagan sin previo aviso, pero uno igual los aguanta porque los quiere. Uno hace un montón de cosas porque los quiere.

Y luego está la Navidad.

Tal como lo veo yo, la Navidad es un problema. En concreto la figura de Santa Claus / Papa Noel / Viejo Pascuero.

La dinámica que veo es la siguiente:

1.- El Padre le miente a su hijo diciéndole que existe una figura completamente ficticia que trae regalos a todos los niños. Esto lo hace porque los niños "necesitan magia en su infancia", aparentemente.
2.- El hijo crece creyendo en esa figura.
3.- A medida que pasan los años, la razón empieza a erosionar la posibilidad de que un viejo panzón entregue regalos a todos los niños del mundo en una sola noche, entrando a las casas sin que nadie se de cuenta, y dejando regalos con una diferencia abismal entre los niños pobres y los niños ricos.
4.- El hijo eventualmente se da cuenta que todo es una farsa.
5.- El padre se queja de que su hijo a perdido la inocencia, que en realidad no es inocencia sino que dejar de creer en una mentira que tú mismo le contaste para empezar, porque sentías que el niño tenía que creer en la "magia".
6.- El hijo crece diciendo cosas como "que pena que ya no sienta la Navidad como la sentía de niño".

Y así es como se propaga la idea generación tras generación.

Es algo que me parece estúpido.

"Hey, pero no porque tu no creas en la Navidad quiere decir que tienes que obligar a tu hijo a no creer en ella también"

De la forma en que veo las cosas, la gente que sí cree en la Navidad está obligando a sus hijos a creer en ella porque a ellos les guta y a todo el resto del mundo le parece algo perfectamente adecuado.

Claro que la Navidad no sólo es Santa Claus, también está todo el tema adyacente de Dios, Jesús y la religión al os que me suscribo aún menos y que si uno lo piensa, funcionan más o menos con la misma lógica que la dinámica descrita anteriormente.

Dicho esto, no tengo ni idea de cómo van a resultar las cosas. Tengo más o menos claro que la mayoría de las cosas que ahora imagino que haré o no con mi hijo no van a resultar como las imagino y no tengo la intención de frustrarme por ello. Si el broca cochi pide Navidad y todo el escándalo probablemente lleguemos a un acuerdo. Pero de momento, esta es la idea que me produce todo esto.

sábado, 11 de octubre de 2014

Lo que los Zombies me han enseñado.





Como la mayor parte de los nerds, me gustaban los zombies desde hace muchos años atrás.



Aunque conocía el concepto de antes, honestamente no recuerdo haber visto ninguna historia de zombies antes de ver el remake de The Night of the Living Dead en algún momento de mi adolescencia, una de esas noches en las que me quedaba viendo tres o cuatro películas seguidas en la tele. No mucho después jugué Resident Evil 3, y poco después de eso pasé varios meses leyendo, viendo e investigando todo lo que pillé sobre zombies. Porque así es como los nerds funcionamos.


Me gustan las historias de zombies porque toman el concepto de un muerto viviente, una persona reducida a la mínima expresión de sus necesidades (comer), y la unen con otro elemento que me parece fascinante: el mundo post apocalíptico. No todas las películas de zombies muestran esto, es sólo en los últimos años que pegaron los dos conceptos juntos y nos llenamos de apocalipsis zombie, y no todas las obras producidas muestran la parte que me llama la atención, que es el colapso de la sociedad.

Y aquí es donde mi posición varía drásticamente de la de muchos otros fans.

Por un lado, la relación con los zombies

Por muy introvertido y antisocial que sea, cuando veo argumento de que un apocalípsis sería genial porque podrías salir a matar zombies a destajo o que estaríamos mejor con una plaga, eso me cabrea.

El hecho de que a alguien le atraiga la idea de matar zombies por diversión es curiosa, porque en el fondo es ir matando gente que apenas se puede defender a sí misma excepto en grupos o espacios cerrados. Es una idea bastante psicópata teniendo en cuenta que la solución más óptima sería simplemente evitarlos.

Los zombies son, en el fondo, una metáfora de la sociedad como una masa uniforme. Creo que también simbolizan hasta qué punto hemos despersonalizado a los demás, que en el fondo somos todos nosotros, no sólo las grandes empresas, quienes vemos a la gente como números anónimos, caras carentes de profundidad. Pero peor aún, desechables.


"Mira a toda esta gente, autómatas de ojos vidriosos pasando por sus vidas, sin nunca detenerse a mirar alrededor y pensar! Soy el único ser humano consciente en un mundo de ovejas"



Pero la sociedad no está hecha de personas desechables cuya existencia sea dispensable. Nos necesitamos el uno al otro.

Considera lo siguiente. El computador, tablet o teléfono en el que estás leyendo esto. La plataforma de software en si que permite que puedas leer. El sillón donde estás ahora. La casa o el edificio donde vives. La ropa que llevas. Todo eso está construida por gente, está hecho por personas. No gente desechable. Personas. La única razón por la cual en este minuto no estamos viviendo en una cueva, cazando todos los días para sobrevivir, es gracias a las personas. Esas mismas que tan rápidamente son descartadas en las películas de zombies. 

Es posible que por la cantidad de gente que somos nos hayamos transformado en una masa anónima, es cierto que muchos de nosotros somos egoístas o estúpidos o quizás derechamente malvados y durante el día te topes con actitudes que te hacen odiar a la humanidad, pero no por ello puedes dar por sentado e ignorar todo lo bueno, noble y a veces magnífico que hacemos como raza humana.

Por otro lado, la relación con los supervivientes

Lo interesante es qué pasa cuando nuestro mundo cae. Es común en estas historias que sólo queden pequeños grupos de sobrevivientes civiles y a veces organizaciones que ya existían antes como ejércitos o policías. Las comunidades que se forman y sobreviven invariablemente tienen sistemas dictatoriales, ya sean positivos o más comúnmente negativos. Esto parte de la idea, diría que bastante realista, que por lo general la gente, por su propia voluntad, no es capaz de elegir poniendo primero el bienestar de los demás sobre el propio. La gente suele necesitar ser forzada a comportarse bien. Es por eso que en estas historias en cuanto el gobierno y la ley se van a la mierda lo primero que suceden son asesinatos, violaciones y saqueos. Porque en la vida real eso es exactamente lo que sucede. No por parte de todo el mundo, pero siempre parece haber una fracción de la sociedad que invariablemente se va a comportar de esa forma si no tiene un policía vigilando, una ley que le impida hacer lo que le de la gana.

También está todo lo que perdemos. La democracia se sostiene solamente cuando la mayoría de los poderes en juego se dan cuenta que es mejor cooperar entre si que luchar por el poder. Que el bien común tiene valor propio. Para tener democracia irónicamente hay que tener todo un sistema claro de castigo y ley por un lado, y por otro mucha gente. Las democracias en grupos pequeños no tienden a funcionar (¿Alguien recuerda los trabajos en grupos de la universidad?) y grupos más grandes con dos o tres líderes suelen tender a pelear entre ellos. Es solo cuando hay muchos más líderes y más gente que la democracia parece poder funcionar.

Por mucho que nos desagrade cómo funciona la sociedad y el sistema, las historias de zombies me parecen un recordatorio de cómo sería la alternativa, un mundo sin estructura. Cuando ves las noticias te pueden terminar por apestar los políticos, los ladrones de cuello y corbata, la corrupción, el narcotráfico, la delincuencia, andar en la calle te hace muchas veces odiar a los conductores imprudentes, el simple hecho de ver Facebook o Twitter te hace encontrarte con gente opinando a veces mostrando lo peor de la raza humana, pero lo cierto es que a final de cuentas todo esto es sólo un pequeño porcentaje de la humanidad en su totalidad. La mayor parte de la gente tiene a ser decente. Y eso es lo que las historias de zombies me han enseñado a valorar.

viernes, 8 de agosto de 2014

Por qué no he hablado de Gaza

Advertencia 1: Ya que parece que cada vez que alguien habla sobre Gaza sin mencionar los niños muertos en Palestina, es automáticamente calificado como simpatizante de Israel, déjeme dejarlo claro. NO estoy apoyando a NINGUNO de los dos lados. Y con esto me refiero solamente a ADULTOS. Dejo a los niños fuera de esto, algo que nadie, ni los protestantes ni los involucrados, al parecer está inclinado a hacer.

Advertencia 2: Este post es una opinión. Una opinión medianamente informada y principalmente subjetiva. Nada de lo publicado aquí quiere decir "esto es lo que todo el mundo debería pensar al respecto", a diferencia de la mayor parte de las cosas que he leído últimamente en Internet. Es solamente mi opinión al respecto, y probablemente esté equivocado.

Advertencia 3: Este post probablemente va a ofenderle, querido lector. No directamente, y no es mi intención principal hacerlo, pero como dije antes es mi opinión, y normalmente suelo tener opiniones fuertes. No es como para tomárselo personalmente. 

Entonces, hace casi un mes atrás, otro conflicto armado empezó en Gaza. No es nada nuevo. Para nada.

Si es la primera vez que escuchas hablar del conflicto entre Israel y Palestina, entonces o eres un adolescente o una persona brutalmente mal informada. En cualquier caso, por favor no empiece a emitir opiniones que tienen como única base los posteos que ve en Facebook. Es irritante. E irrespetuoso. Y completamente inútil, pero en mi opinión, prácticamente todo lo es. 

De hecho, no voy a escribir mi opinión respecto a la raíz del conflicto, o quien tiene razón. Porque todo el conflicto es completamente irracional. Y la gente que comenta sobre el conflicto tampoco está buscando un punto racional al respecto, simplemente están eligiendo lados lo cual ya es parte del problema.

Para empezar, no es mi guerra. Ok, lo sé, van a tirarme encima eso de "Cuando los Nazis vinieron" pero eso no es en absoluto lo que quiero decir. No se trata de porque no me afecte, porque no sea israelita o palestino, no me importe. Lo que quiero decir es que este conflicto es viejo. Por varios siglos. No puedes llegar y entrar al final y empezar a decir quién tiene razón y quién no. Ni siquiera es mi cultura, ni siquiera es mi religión. Así que de la misma forma en la que si alguien del otro lado del mundo llega a mi país y empieza a decir cómo tenemos que resolver nuestros problemas no me va a caer precisamente bien, no me siento con la capacidad moral de decir si lo que ellos hacen está bien o no, porque no puedes juzgar una cultura ajena a la tuya con tus propios valores.

Lo que sí puedes entender es que la muerte de civiles siempre está mal, pero más allá de eso, not really.

Además, como dije antes nade de esto es nuevo. Ya he leído antes sobre las razones del conflicto y no se trata solamente de política o de territorio, también se trata sobre religión e historia, y se remonta a muchísimo tiempo atrás. Es un montón de información, y causas, y razones desde los dos lados, y no puedo entender o compartir nada de eso porque en el fondo es completamente irracional. Porque se trata de religión. No hay racionalismo en ello. Tampoco lados correctos.

¿De qué diablos voy a escribir entonces? Bueno, básicamente sobre la completa y absoluta sensación de futilidad y lo irritante que está siendo el resto del mundo al respecto.

Durante las semanas pasadas, Internet se ha llenado de posteos sobre niños muertos acompañados de morbosas fotos en una cantidad igualmente morbosa. Artículos sobre el nivel de destrucción y el número de muertes civiles. Fotos de Israelitas siendo horriblemente felices respecto a palestinos muriendo. Países condenando los ataques y gente pidiendo no comprar productos de Israel para hacer boicot, protestas ante embajadas y otro montón de cosas similares.

¿Saben lo que no he visto? Que alguna de todas esas cosas haga una puta diferencia.

Los ataques continúan, los civiles siguen muriendo, y nada de lo que nadie haya hecho o dicho ha logrado evitar ni la destrucción ni la muerte.

Sé que suena duro y que va en contra de todo lo que te han dicho desde que eres pequeño, pero lamentablemente es cierto. Nada, absolutamente nada de lo que hagas, digas o pienses desde aquí cambia las cosas que suceden más allá de tu entorno inmediato.

Y en el caso de intentar detener o cambiar lo que pasa en Gaza, es absolutamente inútil.

Que no es lo mismo decirte que no digas nada o no tengas una opinión formada.

Compartir fotos de gente muerta en las redes sociales no ayuda en nada. En serio. Si tanto te preocupa, intenta compartir información verificada, investigada y objetiva que sirva para que otros puedan entender lo que sucede y que explique los hechos en la forma más clara posible, en lugar de gente usando fotos sacadas de contexto para exponer sus propias ideas y quejas carentes de hechos pero llenas de rabia.

Creo en la importancia de estar informado y tener una opinión al respecto. No 
porque sea algo intelectualmente admirable, sino porque es historia y debe de ser algo entendido. Porque si alguna vez ves una señal de que algo similar pueda llegar a suceder en tu entorno cercano y tienes las herramientas para influir en ello, vas a poder hacer algo. Porque aunque se vea como algo estúpido y radical y muy lejano, gente odiando a otra gente por la raza, clase social o religión sucede en todas partes, y puede estallar en cualquier momento.

Pero también creo que es importante ver las cosas con claridad.

Si estás en el otro lado del planeta y decides ir a una marcha en apoyo o en contra de alguien, no te engañes a ti mismo. No vas a cambiar nada. Te va a hacer sentir bien contigo mismo, eso sí. Te da una falsa sensación de tener algún tipo de control, que expresar tu opinión tiene alguna forma de impacto o que pueda llegar a cambiar algo. No lo hace. Y encima, para mucha gente, significa poder mostrar a los demás lo bien informado que estás, lo mucho que te importan los problemas de otros, lo altruista que te hace. Y si alguna vez usas todo esto para sentirte mejor que los demás, o decir algo del estilo "¿Cómo te puedes sentir bien y disfrutar la vida mientras suceden este tipo de cosas?" No. Just No. Lo que estás haciendo, es usar el sufrimiento de otros para sentirte mejor contigo mismo.

En el caso concreto de Gaza, es inútil ir en contra de toda una nación. Para empezar, ni siquiera todos los israelitas piensan que lo que está haciendo Israel es correcto. Ante esto puedes decir que si hay gente en contra de lo que está haciendo su gobierno, deberían protestar hasta que eso cambie, ¿verdad?. Ok, suena justo. Ahora dime, cuando tu propio gobierno hace algo que no te gusta, ¿Qué tal te ha resultado protestar contra ello? Yep, eso imaginé.

Puedes intentar protestar contra tu embajada más cercana. Puedes protestar ante una sinagoga, o un colegio, o donde sea que se reúnan judíos en tu país. Pero eso solamente te hace promover xenofobia. Ninguna de esas personas tiene un poder real para cambiar las cosas tampoco, y probablemente incluso estén de acuerdo contigo.

El hecho en sí de protestar es sumamente curioso. Puedes protestar por muchas cosas. Recientemente, cuando el rey de España abdicó, tuvieron un montón de protestas anti monárquicas, intentos de cambiar la constitución y acabar con la monarquía a través de un referéndum. Semanas después el príncipe fue nombrado rey. 

Las protestas hacen sentir a la gente que tienen una voz propia, que no son sólo un número más, una figura anónima, les hace sentir que tienen la oportunidad de tener un control sobre las cosas, de poder cambiar algo. Te dan una victoria moral y la sensación de ser socialmente consciente y activo. Pero al final son solamente chupetes sociales. Te hacen sentir bien contigo mismo y te dan la sensación de haber cumplido una meta, pero al final nada sucede.

No pienso esto de todas las protestas, por cierto. Creo que hay una excepción; cuando estás luchando por un cambio en tu entorno inmediato. De nuevo, no se trata de que esto sea egoísta, que sólo nos deba importar lo que nos afecta directamente, sino que simplemente tienes una mejor oportunidad de conseguir resultados. No porque la gente vaya a cambiar su opinión sobre algo gracias a tu heroica batalla ideológica, sino porque es posible, si tienes suerte, que mientras vayas en contra de quien sea que esté en el poder tu demostración sea vista por quien sea el político que en ese minuto está postulando en contra del que esté en el poder, y para ganar haga alguna promesa de cambio a favor de lo que tu quieres. Si tienes todavía más suerte, cumplirá al menos a medias esa promesa, lo que sigue siendo mejor que nada.

Entonces, ¿Estoy diciendo que todo lo que puedas intentar por Gaza para conseguir un cambio no tiene sentido y es completamente inútil? Si. ¿Deberías dejar de hacerlo? No.

Porque lo que sucede es algo simplemente terrible. Es la brutalidad y maldad descarnada de la humanidad, el peor lado de nosotros mismos, y está ahí para que lo veamos una y otra vez sin poder hacer absolutamente nada al respecto. Y si protestar te hace sentirte mejor, por lo menos te sirve a ti y por lo tanto no es una completa pérdida de tiempo.

¿Debería ignorar todo lo que sucede y limitarme a encender la tele y ver un reality? No, por favor no, principalmente porque ver un reality no es nunca una buena alternativa. Pero sobre todo porque es importante estar informado. Es lo que le impide a otra gente meterte mierda en la cabeza.

El horror y la muerte y la destrucción son parte de la naturaleza humana. Te rompe el corazón no poder hacer nada al respecto, pero lamentablemente no hay mucho que hacer. Porque el mundo, tal como yo lo veo, no es un lugar sobre el cual uno tenga mucha capacidad de control sobre él mismo. Es mejor acostumbrarse a ello. 

Sé que suena cínico, pero yo lo veo como algo simplemente lógico. Si quieres realmente hacer del mundo un lugar mejor, no te sirve de mucho protestar por Gaza, Siria, Afganistán, Iraq, África, o cualquiera de los otros conflictos activos. Lo que sí puedes hacer es intentar ser una buena persona en tu entorno inmediato. Ser amable con la mayor cantidad de gente posible, especialmente con la gente que no se lo merece. No por dar la otra mejilla, sino porque no hay nada que los vaya a enfurecer más que ser amable con ellos.

Creo que lo que intento hacer es ir en contra del falso sentido de control y la superioridad moral, vacías demostraciones que hacen creer a la gente que son mejores personas de los demás. No porque sienta la necesidad de apuntarlos con el dedo, sino que para impulsar la idea que las demostraciones altruisticas por algo que es tan lejano a tu mundo no significan ni la mitad de lo que significarían las demostraciones altruisticas para la gente a la que ves todos los días. Es muy difícil que vayas a provocar un cambio en la política de Israel desde Chile con tu protesta y tu interés en lo que va mal, pero si diriges el mismo sentido de ayuda y empatía hacia la gente con la que trabajas y vives todos los días, es mucho más posible que logres cambios positivos. Son cambios microscópicos, no son cosas que vayan a salir en las noticias y probablemente no vayas a hacer historia. No te vas a hacer famoso, pero vas a producir un efecto muchísimo más importante y significativo.

viernes, 20 de junio de 2014

Por qué no me gusta el fútbol

No creo que necesite explicarle a nadie por qué decidí esta semana escribir sobre fútbol. No veo televisión, ni voy a una oficina todos los días, y aún así me encuentro con fútbol por todos lados. Y sigue sin gustarme.

A pesar de que varias personas a lo largo de mi vida me lo han sugerido, el que no me guste algo que a todos los demás sí no quiere decir que esté intentando forzadamente llamar la atención. Si es que significa algo, es que no me va a gustar algo sólo porque a los demás les guste.

En los últimos días he escuchado a varias personas decir que "está de moda odiar el fútbol", lo cual es muy divertido porque lo dicen con el mismo tono que otras personas dicen "ahora está de moda ser gay", como se habla de una moda pasajera o de alguien que no ha madurado lo suficiente como para entrar en razón. Hay gente a la cual el gusto por el fútbol les parece algo tan intrínseco, tan propio de la naturaleza humana, que cualquier persona que no lo comparta tiene un grave problema. 

Lo cual me lleva a mi reflexión de fondo. No odio el fútbol.

No me gusta. Me parece aburrido. No le veo la gracia. No me hace vibrar ni sentir nada de nada. Pero no lo odio.

Lo que me produce un fuerte rechazo son sus fans.

Tampoco todos sus fans obviamente. La mayor parte de la gente con la que me relaciono no reacciona hacia mi falta de aprecio por el fútbol con algo más que una mirada rara. Pero hay un cierto grupo de personas a las cuales al parecer les ofende el que a uno no le guste el fútbol. 

No creo que alguien sea menos inteligente porque le guste el fútbol. Sé que hay gente que vincula la pasión por la pelota con falta de inteligencia, lo cual francamente al ver a los barristas saltando arriba de los buses o quemando la ciudad ya sea porque ganaron o perdieron, es hasta cierto punto entendible. Pero tengo la impresión de que si a esas personas les gustase el ajedrez en vez del fútbol igual terminarían rompiendo algo en la vía pública. El fútbol es solamente una excusa. 

No me siento más inteligente porque no me guste el fútbol, y ciertamente disfrutar de esa pasión no te hace menos inteligente. Aunque sí hay un factor de irracionalidad importante.

Los fans se comportan de una manera irracional respecto al fútbol precisamente porque lo sienten como un fanático religioso siente su creencia. El fútbol no es algo racional. Es emocional.

En estos días he escuchado también un par de veces decir "El fútbol es una religión". Y aunque esa afirmación no termina de gustarme, me ayudó a entender algo fundamental.

Mi principal reparo con la idea de que el fútbol sea una religión es que estas, ya sean extremistas, nuevas, antiguas o tolerantes, a diferencia del fútbol ofrecen siempre un sistema moral. Qué está bien y qué está mal. Cómo comportarnos para ser mejores personas. El fútbol no hace nada de eso.

El fútbol les da a sus seguidores una pasión, un fanatismo que les permite hacer y decir cosas que en otras circunstancias no harían. 

Es una excusa para sentirse libre de cualquier responsabilidad o culpa. Cuando hay un partido, especialmente si juega la selección, es comprensible para la sociedad que no trabajes o salgas antes, que el partido se vea en la oficina con un asado y cerveza, o si el partido es por la noche llegar tarde al día siguiente al trabajo o sencillamente no aparecer. Puedes ser disculpado de cualquier comportamiento social que en otra ocasión sería castigado. A eso, estos días le llaman "Modo Mundial". 

No ser parte de él está muy mal visto. Frecuentemente, viene con acusaciones que empiezan en poner en duda tu orientación sexual y terminan en acusaciones de ser anti patriótico. Cuando escucho eso, una parte de mi cabeza no puede evitar decir "estamos hablando de 22 personas corriendo detrás de una pelota".

Cuando intento explicarle a alguien que no me conoce que no me gusta el fútbol, prácticamente tengo que pedir disculpas. Como ser humano y particularmente como hombre, se espera de mi que me guste el fútbol o de lo contrario soy castigado con la misma severidad que durante la Inquisición. Es el mismo fervor religioso. Lo cual es particularmente gracioso cuando el castigo social viene de gente que abiertamente se ha reído de lo ridícula que eran las creencias religiosas antiguas y la gente que aún las práctica con devoción. Otras veces los inquisidores son personas que tienen fuertes opiniones contrarias al fascismo pero son completamente ciegos a la ironía.

En cuanto a si alguien es más o menos hombre por gustarle el fútbol, me parece que alguien que sea fan de ver a 22 hombres en pantalones cortos, toqueteándose entre ellos durante los tiros libres y sacándose la camiseta después de cada partido no está viendo las cosas con una perspectiva completa. A esto hay que sumarle que todo el espectáculo alrededor del fútbol, todas las horas de transmisión y prensa deportiva, la idolatría a los jugadores, lo que hacen son sus vidas personales y sus conflictos con otros jugadores no tiene ninguna diferencia en cómo funciona la prensa de farándula. 

Finalmente, hay otro punto en el cual el fútbol se parece a la religión: hay gente que lo usa para odiar. 

Durante las épocas en las que no juega la selección, el fútbol se usa para odiar a los equipos que no son el tuyo. Para la mayor parte de la gente esto es algo lúdico, una especie de broma interna. Para los más apasionados la cosa es más seria. A los equipos y a sus seguidores se les adjudica una clase social específica y se les odia desde ese punto en adelante. Lo cual me parece particularmente gracioso porque los fanáticos, según sus propias palabras, son capaces de darle todo por su equipo mientras que sus jugadores y entrenadores se cambiar de equipo por dinero sin mayores problemas ideológicos. Cuando juega la selección, el fútbol sirve para odiar a otros países. Lo cual, seamos justos, no es tan difícil tampoco teniendo en cuenta lo xenófobos que somos a nivel país. Pero claramente no ayuda mucho.

Con todo esto no pretendo que a nadie le deje de gustar el fútbol. Toda esta reflexión no pretende juzgar a las personas que le gusta el fútbol, sino entender (porque para eso escribo, porque es una forma que me ayuda a interpretar el mundo) por qué para algunas personas, el fútbol es algo sagrado sobre lo que no se puede discutir a menos que pienses igual que ellos.

No soy nadie para juzgar las pasiones de las otras personas, así como espero que nadie me juzgue por las mías.



viernes, 6 de junio de 2014

Por qué dejé de escribir ( y por qué volví a hacerlo)

Recuerdo una noche, hace muchos años atrás. Estábamos en la casa de un amigo, en esos carretes que se arman cuando uno es adolescente y no tiene ganas de pasar tanto tiempo solo y elige juntarse con gente que no tiene en común contigo mucho más que el hecho de que están pasando por una adolescencia igual o peor que la tuya. Son momentos que no tienen nada de especial mientras están sucediendo, y sólo el tiempo y el recuerdo lo transforman en algo memorable.

Recuerdo estar discutiendo sobre la vida, porque eso es algo que suele hacer la gente cuando se reune y empieza a tomar piscolas, no importa la edad que tengas. Excepto que cuando uno es más joven tiene más valor para decir las cosas, porque con el tiempo uno va perdiendo el valor y las ganas de exponerse tanto.

Recuerdo una larga discusión respecto a si la vida es simple, brutalmente simple, o complicada, tremendamente complicada. Estaba del lado de que la vida es simple. Lo cual quizás es cierto, quizás no. Probablemente depende más bien de tu percepción subjetiva más que de una realidad objetiva. Creo.

Hablo de esto para entender por qué a veces dejo de escribir. En general, por qué dejamos de hacer cosas que nos gustan sin encontrar una razón específica para ello. Y uno puede caer en el error de pensar que es por una serie de razones muy complicadas.

En verdad, la realidad es más simple.

Escribir me gusta. No sólo eso, sino que además me ayuda. Es más fácil entender las cosas cuando las escribes, porque te obligas a poner tus pensamientos en orden, darle un hilo lógico, una continuidad.

Desde que me fui de vacaciones en Abril que no había escrito en este blog. No es que no haya tenido algunas ideas, aunque es cierto que me ha costado darles forma. Uno empieza una idea, escribe un par de frases, y luego termina sin saber muy bien cómo continuar, cómo llegar a una conclusión. Es algo sumamente metafórico, ahora que me doy cuenta.

Pero entonces recordé que escribir bajo esa estructura es un poco inútil. Porque si quiero escribir sobre algo para dar una conclusión, en cierta manera estaría intentando enseñar algo, demostrar un problema y una conclusión, ya eso no es como funciona la vida. Esta está llena de ideas sin concluir, sin solucionar. A menos que tengas una fe religiosa y puedas responder cualquier duda con una verdad absoluta. No es algo de lo que me sienta partícipe.

La idea de escribir aquí era simplemente escribir. Soltar cosas, darle cierta forma, y nada más que eso. Al recordarlo, me fue más fácil escribir.

Porque no tengo una respuesta muy clara de por qué dejé de escribir siendo que es algo que me gusta tanto. Pero si tengo claro que no es sano dejar pasar demasiado tiempo así.

Así que eso.