Tal y como lo he explicado con anterioridad, no me gusta la Navidad. No es que la odie, ni quiera la destrucción del cristianismo y la llegada de Satan. Casi. Pero el punto de fondo es que la Navidad me importa un carajo. En casa no hay adornos ni pesebres ni árboles y no tengo la más mínima intención de entregar o recibir regalos.
Cuando uno intenta explicar esto a la gente que sí ama la Navidad, lo califican de Grinch a uno, pero eso tiene exactamente el mismo sentido que cuando la gente se entera que uno es ateo y te acusan de satanista. No puedes ser algo en que no crees. Ser Grinch significaría que la Navidad me importa lo suficiente como para odiarla. No es así. No tengo absolutamente ningún problema con que el resto del mundo celebre y disfrute la Navidad, simplemente, para mí, no significa nada.
Pero voy a tener un hijo.
Los hijos, durante los primeros años, son como tener un amigo borracho. No se entiende lo que dicen, se tambalean al caminar, vomitan y se cagan sin previo aviso, pero uno igual los aguanta porque los quiere. Uno hace un montón de cosas porque los quiere.
Y luego está la Navidad.
Tal como lo veo yo, la Navidad es un problema. En concreto la figura de Santa Claus / Papa Noel / Viejo Pascuero.
La dinámica que veo es la siguiente:
1.- El Padre le miente a su hijo diciéndole que existe una figura completamente ficticia que trae regalos a todos los niños. Esto lo hace porque los niños "necesitan magia en su infancia", aparentemente.
2.- El hijo crece creyendo en esa figura.
3.- A medida que pasan los años, la razón empieza a erosionar la posibilidad de que un viejo panzón entregue regalos a todos los niños del mundo en una sola noche, entrando a las casas sin que nadie se de cuenta, y dejando regalos con una diferencia abismal entre los niños pobres y los niños ricos.
4.- El hijo eventualmente se da cuenta que todo es una farsa.
5.- El padre se queja de que su hijo a perdido la inocencia, que en realidad no es inocencia sino que dejar de creer en una mentira que tú mismo le contaste para empezar, porque sentías que el niño tenía que creer en la "magia".
6.- El hijo crece diciendo cosas como "que pena que ya no sienta la Navidad como la sentía de niño".
Y así es como se propaga la idea generación tras generación.
Es algo que me parece estúpido.
"Hey, pero no porque tu no creas en la Navidad quiere decir que tienes que obligar a tu hijo a no creer en ella también"
De la forma en que veo las cosas, la gente que sí cree en la Navidad está obligando a sus hijos a creer en ella porque a ellos les guta y a todo el resto del mundo le parece algo perfectamente adecuado.
Claro que la Navidad no sólo es Santa Claus, también está todo el tema adyacente de Dios, Jesús y la religión al os que me suscribo aún menos y que si uno lo piensa, funcionan más o menos con la misma lógica que la dinámica descrita anteriormente.
Dicho esto, no tengo ni idea de cómo van a resultar las cosas. Tengo más o menos claro que la mayoría de las cosas que ahora imagino que haré o no con mi hijo no van a resultar como las imagino y no tengo la intención de frustrarme por ello. Si el broca cochi pide Navidad y todo el escándalo probablemente lleguemos a un acuerdo. Pero de momento, esta es la idea que me produce todo esto.