viernes, 4 de abril de 2014

La Tiranía de lo Normal: Género Edition.

Llevo un mes sin actualizar este blog. Me di cuenta recién hoy de la cantidad de tiempo que ha pasado. Porque esas cosas pasan cuando uno es un adulto, el tiempo pasa y uno no se da cuenta.

Como por ejemplo, uno va y se define como adulto en la frase anterior y sólo después de escribirla se da cuenta "sí, creo que soy un adulto".

Ser ñoño o geek o friki o lo que sea, y ser adulto al mismo tiempo es un poco difícil. Para mucha gente, no se es adulto hasta que se deja de leer comics, jugar videojuegos y ver películas con naves espaciales. La sociedad tiene etiquetas muy bien definidas respecto a qué es cada uno según lo que haces con tu vida.

Entender eso fue uno de los primeros momentos en los que me di cuenta que lo más sensato es mandar a la mierda a la sociedad. Inmediatamente, la sociedad me calificó como inmaduro por tener esa respuesta.

La gente desconfía y teme lo que no conoce. Por eso le pone etiquetas grandes y fácilmente reconocibles a todo lo que ve, porque así es más fácil vivir la vida para ellos. Pero el mundo es demasiado complejo y cambiante para que esto resulte. La mitad de las personas viven su vida bajo etiquetas y poniendo etiquetas a los demás, mientras que la otra mitad se define luchando contra esas etiquetas.

Para mi no se trata de luchar por ser distinto, nunca he pensado "quiero ser diferente así que me va a gustar esto, o voy a tener tal opinión para no ser como los demás". Ser distinto es algo que simplemente pasa. Tampoco es algo que te defina como persona, creo que ser diferente es algo normal, y es cómo reaccionas a ello lo que marca la diferencia.

Pero ser adulto y ñoño al mismo tiempo no es el único conflicto de etiquetas al que me he enfrentado Ya hablé anteriormente sobre cómo la sociedad impone cosas sobre uno cuando es distinto, pero esta vez voy a hablar sobre lo que se espera de uno cuando se es hombre. Con frecuencia se habla de las etiquetas y expectativas que pone la sociedad sobre la mujer, pero no tienen la exclusividad en cuanto a imposición de roles.

Se espera de mi que por ser hombre tenga ciertas características específicas, pero nunca las he terminado de entender bien:

- Me tiene que gustar el fútbol. Es perfectamente adecuado sentir una especie de fervor religioso al ver un partido, hacer que todo tu día gire en torno a él y que afecte todo el resto de la semana según el resultado, y aparentemente a nadie le parece un poco gay que un montón de hombres se reúnan a mirar cómo otros 22 hombres en pantalones cortos corren durante hora y media. Si van al estadio es perfectamente normal que todos se pongan la camiseta de su equipo y se pinten la cara. Eso es básicamente Cosplay.

- Se espera de mi que sea una especie de depredador sexual. Si es que no soy lo suficientemente hombre como para ser infiel directamente, tengo que tener una tendencia al coqueteo y la conquista del sexo opuesto. Me tiene que gustar la idea de salir sólo con amigos y jotear grupos de mujeres solas. O ir a un topless. También me tiene que gustar si o si el tipo de mujer que sale en la tele: muy delgada, con mucho maquillaje, silicona en varias partes, y con poca ropa.

- La relación que debo tener con mis sentimientos debe ser inexistente, por lo menos estando sobrio. También está la tendencia más moderna del hombre sensible y llorón. O sea, debo o dejarme dominar por los sentimientos o ignorarlos, pero jamás enfrentarlos y saber lidiar con ellos.

- Cocinar sólo es aceptado para hacer asados o un plato para conquistar a una mujer. Un sólo plato. Todo lo que sea limpieza, planchar, compras del supermercado, pagar cuentas y otros quehaceres domésticos deben de ser sistemáticamente ignorados porque no son cosas de hombres.

- A las mujeres "no debo entenderlas sino que quererlas", y lo peor de todo es que esa frase se la he escuchado por igual a hombres y mujeres. O sea, la mujer es una entidad misteriosa, que está libre de regirse por leyes lógicas y cuya identidad e intenciones no pueden ser descubiertas, una mezcla entre un misterio religioso y un niño de 2 años, pero nunca un ser humano.

- Tengo que tener auto, tengo que manejar rápido, ser agresivo en la calle para que nadie me pase a llevar, y en lo posible tener un auto lo más grande y caro posible porque eso determina directamente mi valor como persona. Oh, Freud.

Yo todo esto se supone que debe de construir a un hombre hecho y derecho, un orgullo para la sociedad.

Fallar en uno o más de estos puntos supuestamente me hace poco hombre. Lo cual me parece notablemente irónico ya que mi definición de ser hombre tiene problemas con todos esos puntos.

La Tiranía de lo Normal tiende a absorber y asimilar a las personas que no están particularmente dentro de las etiquetas de género. De la misma forma en la que mi esposa tiene problemas para ser aceptada como una mujer fuerte e independiente, algunas personas fruncen el ceño cuando se dan cuenta que no me gusta el fútbol, me preocupo de limpiar y cocinar en casa y no tengo ningún problema con no ser el que gana más dinero en la pareja.

Por supuesto siempre he procedido a mandar a la mierda a cualquier persona que tiene un problema con ello. No estoy escribiendo esto porque sea una herida abierta sino porque creo cuando uno habla desde fuera de las etiquetas ayuda a debilitarlas. Y eso me parece fantástico.